Op.32 - Preludios Sinestésicos, para violín y piano (2009)












Duración/Duration:
15 min.

Estreno/Premiere:
13 de Febrero, 2010
Auditorio Municipal de La Alberca (Murcia)
Artem Keschabyan, violín / Irina Khamid-Shaeva, piano

Instrumentación/Instrumentation:
Violín y Piano/Violin and Piano

Dedicación/Dedication:
Artem Keschabyan
 
Encargo/Commission:
- Obra encargo de Artem Keschabyan para el tercer Ciclo de Jóvenes Solistas en la Alberca

Notas al programa/Program notes:
I. Púrpura Eternidad
II. Azul Triste
III. Verde Saltarín
IV. Amarillo Ilusión
V. Rojo Diabólico

De todos es bien conocido que la sinestesia es la mezcla de varios sentidos diferentes que realizan algunas personas. En el caso de estos preludios, la idea de representar varios colores mediante sonidos fuertemente cargados de emociones es claramente un punto de partida sinestésico. Cada uno de los cinco preludios que viajan progresivamente desde el ultravioleta hasta el infrarrojo (límites de la visión humana) queda anclado por lo tanto a una contundente imagen pictórica, sonora y sentimental.
La intensidad de los colores viene generada por la carga emocional de cada uno de ellos. Una aproximación de ella aparece en forma de adjetivo junto al color que lo acompaña. De este modo tenemos un Púrpura Eternidad que flota dulcemente en el paraíso, un Azul Triste que llora en un día oscuro, un Verde Saltarín que brota espontáneo en la primavera, un Amarillo Ilusión que ama al Sol y un Rojo Diabólico que ruge en una brutal tormenta.
 - J. Pérez Garrido
 Prensa/Press:
“La presente convocatoria ofrece, además, la oportunidad a los compositores de estrenar sus obras, tal y como sucedió en esta ocasión con J. Pérez Garrido (1985), quien desde un sólido prestigio de clarinetista ha decidido dar el salto a la creación, presentando unos contemplativos 'Preludios sinestésicos' bajo el número de opus nada menos que 32. Artem Keschabyan tradujo con el mayor cuidado la serie de sensaciones recibidas por su joven colega, mostrando un ímpetu muy peculiar en el resto de un programa que cambió de cabo a rabo, sobrepasando en ocasiones los prudentes límites de unas incuestionables dotes artísticas que tuvieron en la Fantasía sobre 'El gallo de oro' de Zimbalist su manifestación más elocuente”. Octavio de Juan, Periódico La Verdad (18/2/2010)